viernes, 18 de abril de 2014

Caer con clase

Andrés entró en el bar, en la barra había una pareja y en el otro extremo una mujer algo madura, vestía jean y una blusa de seda verde casi transparente. Se sentó a dos bancos de la mujer y pidió un whisky doble. El camarero fue por el trago. Andrés vio de soslayo a la mujer, tenía la cara algo arrugada por la edad y calzaba sandalias, tenía los pies blancos pero jóvenes, notaba su piel tersa en los brazos, pero un poco arrugada en las manos. En su totalidad, era una mujer con un aire elegante y salvaje, en su juventud debió estar regia –pensó-; el camarero trajo la bebida, Andrés hizo la venía a la mujer y bebió un sorbo, ella sonrió un poco, sólo con un leve movimiento de la comisura de los labios, pero fue suficiente para alegrarle el mal rato, otra discusión con Camila, ya eran tres en la semana y no se veía ningún avance, ni siquiera una tregua, nada, pronto pediría el divorcio, si ella no lo hacía antes. -Hola- dijo la mujer -Hola guapa ¿qué bebes? –Dijo Andrés- -Vodka con tónica, -Barman, un vodka con tónica para la dama, y para mi otro de lo mismo -Linda noche eh –dijo la mujer sonriendo -, y ¿cómo así tan sólo? es viernes -Te preguntaría lo mismo, pero no es importante, yo estoy aquí porque quiero e imagino que tú también -Muy perspicaz no. -La vida es así no hay que darle muchas vueltas, a veces las cosas son sólo lo que parecen y nada más, lo importante es la resolución, la acción que tomes Andrés cogió el vaso, se paró y se sentó junto a la mujer, viéndola a los ojos. -¿Cómo te llamas preciosa? -Mery, Mery Williams -Mucho gusto Mery, soy Andrés -¿Andrés, qué? -Andrés simplemente -Muy bien Andrés simplemente ¿a qué te dedicas? ¿O tampoco importa? -Eso sí importa. Soy escritor, bueno, digamos que lo intento -Lo intentas ah, es mejor a no intentarlo -Definitivamente si -Y cuéntame ¿tú qué haces? Mery Williams chica de verde Mery sonrió y bebió un trago de vodka -Soy escultora, bueno, digamos que lo intento Andrés sonrió y le pellizco la mejilla izquierda a Mery, un pellizco suave, al otro extremo de la barra la pareja se levantó y se fue. Pasó una ambulancia o un coche de bomberos y se iluminó el local de luces rojas y azules por un instante, el sonido de la sirena disminuía hasta que de nuevo todo fue silencio en el bar. Mery se ruborizó y dijo algo sobre las ambulancias que Andrés no entendió o no escuchó bien. -Quiero saber que tan buena escultora eres ¿Me esculpirías a mí?, no soy un Atlas pero tengo madera, una vez fui doble en una película -En serio –dijo Mery-, no me convences, no sólo necesitas verte bien en las películas, también necesitas saber actuar -Justamente por eso dejé las películas jajá Ambos rieron y bebieron, Andrés pidió otra ronda, en parte se sentía culpable por Camila, de verdad llegamos a amarnos mucho –pensó- -Sólo fue una escena corta en la película –dijo Andrés- tenía que subir a un caballo, correr unos metros y caerme con clase -¿Caerte? ¿Con clase? eso es peligroso -Ya lo sé por eso era el doble -Doblemente idiota –dijo Mery, terminándose el trago- -Había una colchoneta y lo había ensayado, era seguro -Yo no lo hubiera hecho -Lo hice sólo por dinero –dijo Andrés, acercándose un poco a Mery- en esa época toqué fondo y un amigo me consiguió ese trabajo rápido -Oh disculpa –dijo Mery, apoyando su brazo más cerca del de Andrés- no sabía. En el bar habían entrado dos parejas y varios estudiantes, portaban libros y cuadernos, los dejaban en las mesas, se acomodaban y uno salía del grupo a pedir jarros de cerveza enormes que luego repartía, hacían mucha bulla y hablaban cosas inentendibles, dos se insultaron un poco y luego se callaron y bebieron. Andrés vio el pequeño reloj que estaba sobre las botellas de vino, marcaba las once. -Sabes eres una mujer muy hermosa –dijo viendo fijamente a Mery-, rosó su mejilla con los dedos, suavemente, se acercó y la besó, Mery no respondía, se resistía, pero luego, Andrés sintió el calor de esos labios húmedos que se abrían, que lo mordían despacio, y que jugaban con sus labios. Era el cielo aquella boca, una boca con experiencia, elegante, virginal a su manera. De repente se dieron cuenta que estaban haciendo una escena, sintieron las miradas de los estudiantes, uno dijo una broma acerca de la edad, nadie le tomó importancia, se separaron despacio, riéndose como dos enamorados. Ambos estaban excitados –en la terminología americana de la palabra- sentían cómo sus decepciones individuales se unían en una sola decepción que tenía, sin motivo alguno, que cambiar de nombre, a algo así como acepción o algo parecido. -Es tarde, debo irme -dijo Mery-, hoy he trabajado mucho y sólo vine a pensar Andrés estaba ardiendo, los besos habían estado muy intensos, Mery también, pero lo controlaba, la mujeres pueden controlar más eso ¿No?, en suma, Andrés se calmó y terminó su bebida. -Una ronda más y nos vamos, ok, me gustaría acompañarte a tu casa, este es un barrio peligroso ¿Dónde vives? -A dos calles –dijo Mery-, puedo caminar -Te acompañaré igual -Gracias Terminaron las bebidas, Andrés pagó, se levantaron y se dirigieron a la puerta, los estudiantes rompieron una botella y empezó una pelea, una muchacha rubia con una chaqueta negra vomitaba fuera del bar. Mery tomó la mano de Andrés y juntos presenciaron el cielo, estaba despejado, con muchas estrellas. -Quiero que seas mi modelo, quiero esculpir tu cabeza, tu gran cabezota de escritor -Ok, me gustaría verte en acción –dijo Andrés abrazándola- Caminaron bajo la luz amarilla de las lámparas y llegaron a un edificio viejo y gris, un edificio de apartamentos, estaba todo oscuro y olía a rancio -Ven, sube –dijo Mery- te mostraré algo Se besaron en la entrada del ascensor y en el ascensor, en el pasillo y en la puerta del apartamento, Andrés casi le había sacado la blusa a Mery, y ambos estaban despeinados y excitados –en el sentido ecuatoriano de la palabra-, Mery abrió la puerta- -Espera –dijo- y encendió la luz Era una habitación pequeña, pero acogedora, había una gran mesa en la sala con una multitud de herramientas de metal y de madera, una montaña de barro en un lado, varios objetos tapados con trapos sucios y muchos cuadros de esculturas por todas las paredes. -Mañana aquí te esculpiré, escritor loco -Andrés apagó la luz de nuevo, la luz de la calle entraba por una ventana, haciendo posible ver y daba un bonito efecto de entreluz Se besaron, se acariciaron locos de pasión y Mery dirigió al cuarto a Andrés, se tiraron a la cama abrazados. Andrés le quitó la blusa a Mery, la blusa de seda verde y el brasear negro, besó sus pechos, deteniéndose en cada uno un largo rato. Hicieron el amor entre la luz amarilla y firme, y al final se quedaron dormidos muy juntos. A las cuatro de la mañana, a tres manzanas de allí, despertó Camila, palpó con su mano el espacio vacío de la cama, se levantó, fue al baño, orinó, se limpió, se lavó las manos, se dirigió a la cocina, se sirvió agua y bebió dos vasos grandes; era una noche calurosa, luego regresó a la cama, se estiró, suspiró, se viró y se quedó dormida sin sentir absolutamente nada. FIN 18 de marzo del 2014